martes, junio 21, 2005

EN LO DE MARTINEZ

Me encantan los premios, cualquiera de ellos y había pensando en escribir algo sobre los Martín Fierro que se entregaron anoche, gran conductora la Chiqui!!!, pero leí esto en Clarín y creo que no se puede agregar nada mas.
Guadalupe Diego. De la Redacción de Clarín.com. @claringlobal.com.ar
Parece que estuvo todo de lo más divertido (?). Sin ir más lejos -nomás hasta el escenario- la que se la pasó bomba fue Mirtha. Ahhh, estaba chocha la señora. Encantada de la vida con la conducción. En realidad era una co-conducción, porque Dady Brieva era su partenaire. Pero bueno, ya sabemos cómo es Mirtha. Difícil de opacar. Y difícil de silenciar. Y además, por otra parte, para qué silenciarla, que si nosotros anoche hemos tenido la suficiente voluntad como para vernos toda, absolutamente toda la entrega de los premios Martín Fierro, hoy necesariamente tenemos que llegar a esta conclusión: lo mejor de la noche fue Mirtha, sin dudas. Sus bocadillos, sus comentarios, sus notitas al pie y sus notitas al margen... A esto sumémosle el detalle de sus tres vestuarios tres (y avisándonos siempre “me voy a cambiar y vuelvo”) y sus tarareos musicales y ya todo resulta más que obvio: no se pueden quejar. Y si lo hacen, es de llenos.Una de las primeras gracias que nos ofreció la mujer que a su público le ha dado la vida apareció cuando se premió la labor de Samuel Chiche Gelblung. Las vueltas de la vida -dijo Mirtha-, a la persona que siempre ha hablado mal de mí le tengo que dar el premio. Qué filosa, qué filosa. Chiche, pura sonrisa, pasó, saludó con un beso y antes de agradecer el premio hizo su ameno descargo frente al micrófono: Yo nunca tuve nada en contra suyo, señora.No crean que he crecido. Tengo una tarima, porque Dady es muy alto. Estaba ocurrente, no digan. Y atenta a sus presagios, además, recordándole a la premiada Lorena Maciel, que acababa de ser madre, lo que ella le había anticipado: “te dije, te dije, cada chico viene con un Martín Fierro bajo el brazo”. Mientras cantaba que tenía el corazón contento el corazón contento (porque era la cortina musical de la publicidad premiada), nuestra anfitriona nos recordaba que ella misma estaba ternada en 3 nominaciones, pero que si no ganaba en ninguna estaba feliz lo mismo, feliz de estar con las estrellas. Qué bien, qué mujer más amable. Después, ya entrada la noche, casi en tiempo de descuento y yendo a buscar el último centro, nuestra dama por suerte ganó en el rubro Conducción. Ahí ya largó un poquito más de prenda y se sinceró: “Ay, me daba vergüenza estar en las ternas y no ganar en ninguna”. Agradeció a toda su familia y luego nos recordó que el premio era por su trabajo del año pasado, porque ahora, lo que se dice ahora, ella no estaba en pantalla. ¡Pero!, qué injusticia. “Que vueeeelva, que vueeeelva”, coreó la mesa más próxima. “Ay, que vuelva que vuelva gritan aquí... ay, me hacen llorar”, remataría ella.Que el Paz Martínez estaba de lo más elegante y buen mozo, que “bravo, bravo, muy bien” por los premios para Padre Coraje (ella siempre la veía y Fulana de tal hacía un papel fantástico), que muy bien por el premio al programa La Fonola ( “yo escucho La Fonola, pasan unos tangos... ay, una música preciosa”) y que La Niñera era algo extraordinario y que estaba mejor que la versión americana fueron algunas de las múltiples acotaciones de la señora que, cuando le tocó perder frente a Elizabeth Vernaci, fue también un encanto: “Sí, sí, muy merecido, muy merecido”.Saliéndonos de estas apostillas, es decir, de casi nuestro único divertimento (?) de la noche, uno que aportó alguna cosa entretenida fue Roberto Pettinato, que cada vez que subió al escenario se acordó del amigo Marce: “Seré breve, sí, ya sé que ahora todo es en Treinta Segundos...”; y más tarde: “Ahora sé lo que es sentirse Marcelo Tinelli, porque tuvimos la última mesa”. Sí, es como están pensando, esto es una gran familia. Aunque, si somos honestos, una familia un poco promiscua. Celeste Cid y Pablo Echarri (Resistiré) entregaron el Martín Fierro de oro, y se lo dieron ni más ni menos que a Facundo Arana y a Nancy Dupláa, por la novela Padre Coraje. ¡Y qué mezcla hubo ahí en ese escenario! En la ficción, Celeste se besaba con Pablo y Facundo con Nancy, pero en la vida real los novios son Pablo y Nancy. O sea: ella se abrazaba con la chica que besaba a su novio y él se abrazaba con el chico que besaba a su novia. Uff, un lío. Pero todos parecían muy contentos. Igual, novelas premiadas y todo, nosotros nos seguimos quedando con Mirtha, que mientras cabeceábamos y a punto de caer en sueño profundo pudimos advertirlo: a la una menos cuarto tuvo la gentileza de volver a cambiar vestuario y salir emperifollada en oro (vestido color amarillo), cosa de estar a tono con el premio mayor. Lo dicho, esta mujer nos ha dado la vida (?)
p.d: como pude haberme perdido el final del padrajete?...dan ganas de llorar....