I LOVE OHIRIS
Cuando uno está mal suele pensar ciertas pavadas, más aun si va caminando por la calle. Algo recurrente y “común” o “normal”, al menos en mi minúsculo y esquizofrénico circulo, es caminar observando rostros. “¿Era él? NO”.
Y es que cuando uno está mal suele pensar que si él volviera podría “rescatarnos del naufragio”, salvarnos de la horrible tormenta que nos persigue, que vendrá y sobrevolaremos la ciudad...que se convertirá en Superman!
Pero todo esto jamás ocurre (¿Querremos realmente que suceda?) entonces comenzamos a buscar mecanismos, “¿Qué me haría bien? ¿Qué me pondría contenta?”. Y como seguimos caminando y pensando y observando, de vez en cuando la puerta bordó se nos presenta, finalmente la golpeamos y encontramos a una Ohiris que por ahí no nos “salva” pero al menos nos hace pasar una grata horita...
Llevaba años pasando por allí pero no me animaba a tocar el timbre, pensé que si esperaba él volvería pero como eso no ocurrió y así seguirá me dije “golpéa niña” y así fue...
Ohiris es una cubana preciosa, de colita parada, piernas pulposas y calidez que ahoga. Suele ser esa mujer con la que una se “mal” compara, “el ejemplo” a seguir.
Quizás si uno se animara más a perseguir sus deseos, si pensaramos menos y actuáramos más, las cosas podrían ser diferentes. Quizás él este esperando “el momento” y cuando éste finalmente llegue podrá encontrarnos satisfechas, realizas. Tal vez hasta nos dé el tan ansiado abrazo tranquilizador, ese que te hace sentir plena, “salvada”. Quizás eso sea más “real”.
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Llevaba años pasando por allí pero no me animaba a tocar el timbre, pensé que si esperaba él volvería pero como eso no ocurrió y así seguirá me dije “golpéa niña” y así fue...
Ohiris es una cubana preciosa, de colita parada, piernas pulposas y calidez que ahoga. Suele ser esa mujer con la que una se “mal” compara, “el ejemplo” a seguir.
Quizás si uno se animara más a perseguir sus deseos, si pensaramos menos y actuáramos más, las cosas podrían ser diferentes. Quizás él este esperando “el momento” y cuando éste finalmente llegue podrá encontrarnos satisfechas, realizas. Tal vez hasta nos dé el tan ansiado abrazo tranquilizador, ese que te hace sentir plena, “salvada”. Quizás eso sea más “real”.



2 comentarios:
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