ANETA RONCANROLERA

Domingos a pura “emoción” hemos vivido… Primero fue Andrés y su par Ariel Rot quienes prometían el “regreso” de Los Rodríguez aunque tocaron “El Regreso” de Calamaro (CUAC).
Con la Gor estuvimos preparadas desde tempranas horas de la mañana. Un día que se presentaba con 35º pero mucha nostalgia contenida. “Ojo con lo que te pones Aneta” me decía la Gor mientras, una vez más, no comprendía el porqué de sus palabras.
Llegamos al super mega estadio de Pepsi, ese mismo en el que no podes ATREVERTE a llevar una botellita de Coca- Cola – la mejor de las empresas de bebidas, lejos- aunque si pueden venderte un vasito de su asquerosa bebida con gusto a novalgina por la modica suma de $5. Sonaban Los Tipitos, grupo del que sabemos dos temas aunque le pusimos onda y saltamos como locas. Finalmente subieron los “esperados”. Un recital a puro grito, saltos, peleas de la Gor con todo aquel que se diese vuelta para que no siga con sus alaridos y torrencial lluvia que logró empaparnos completamente. El último acorde de "Paloma" le avisó a dios que podía seguir llorando para que así todos llegáramos a casa duchaditos, la limpieza ante todo...

El segundo turno ocurrió en la Boca, más específicamente la Bombonera y allí Sabina. No comenté en esa ocasión porque estaba con otros conflictos existenciales pero sacar las entradas para el bendito recital fue un “parto”, más aún si tenemos que agregar que las mismas solo se conseguían por el grupo estafador ticketek. Perdí toda una mañana de labores pero terminé con cuatro entradas – y doce pesos por costos de envíos que te cobran pero no te dan- en mi mano. Alegría total!!!
Al margen, diría Mechi, destaquemos que de Sabina sabíamos poco y nada, más allá de su mal estado de salud, su depresión, etc. Alegría doble por Sabina nuevamente en un escenario.
La historia fue parecida. Todas chochas de contentas por ir a verlo, por haberlo logrado. Colectivo->Boca->McDonalds->Encuentros->Estadio.
La entrada fue, por suerte y gracias divina, muy civilizada. Tomamos nuestros asientos, hicimos la ola, nos enteramos que no habría ni Coca-Cola ni pancho, nos pusimos tristes, salío Sabina al escenario. Los gritos, obvios, los de siempre, los de cualquier recital de multitudes, no se hicieron esperar pero cuando finalmente se apagaron solo escuchamos la batería y el bajo, algún chasquido de voz del bendito cantautor español y nada más. Final: NO SE ESCUCHABA NADA!
Así, ANETA, quizás replanteé su postura frente a la música. Quizás se haga amiga de algún organizador o mejor tal vez se ponga de novia con cierto ídolo y lo vea desde el mismísimo escenario. Chau problema!