jueves, agosto 18, 2005

¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTA PERDIDO? YO VENGO A OFRECER MI CORAZON

La cuadra de mi trabajo encierra almas en pena, varias.
El chico del locutorio, el del kiosco, Tuta y sus perritos, el diariero y hasta el que barre la calle se encuentra sin amor! Todos te dicen que buscan y no encuentran, que quieren estar con alguien, que ir al cine solos ya no es una linda aventura...

Marcos trabaja en el locutorio. Cuando llegué por primera vez me ofreció miles de cosas y, lo que es aún mas fantástico e increíble, cumplió con todas sus promesas. El tiene internet, fax, cabinas, podes imprimir, hacer fotocopias, pagar tus facturas, etc, ¿te parece poco querida? Ahí está, solo y con todo para ofrecer, solo!, increíblemente solo.
Mis charlas con Marcos se limitan a su don adivinatorio de mis estados de animo.

M: Que carita la de hoy e!
A: jaja (porque una no debe ser mal educada, dicen)
M: ¿mal de amores, problemas en el trabajo...?
A: jaja, todo bien (soy una mujer de pocas palabras)
M: Pero contame!, esa cara tiene que ser por algo

En realidad a mi lo que me pasa es que miro para la calle, eso le llama la atención, incentivada por la luz del día que en el trabajo no logro apreciar, pero de problemas nada, casi nada. Aunque él jamás queda feliz con mis respuestas y siempre me da algún “textito” para que lea y relea a ver como logramos ser felices, comer perdices y deus sabe que mas.
Aunque esto no es todo, la última vez que pise su locutorio / cyber me regalo un corazón hecho del plastiquito con el que se cierra el pan lactal y retorné a mi trabajo diciendo, a los cuatro vientos, que jamás volvería a ir!, cuando me encuentro con el tierno comentario de uno de mis jefes “¿cuál del locutorio? El que se las quiso levantar a todas?”, gracias querido por hacerme sentir tannnn especial, fue mi respuesta. Pero no quedó opción y volví, “che, el otro día quizás me zarpe, no se si te habrá gustado el corazón, sé que no es muy correcto de mi parte y mas con lo que ya se pero me salió así”, todo bien fue mi respuesta. Jamás retornaré, esta vez va enserio.

Carlitos está casi en la esquina contraria a la de Marcos, él es el chico de los chocolates. Si buscamos algo malo en él o, mejor dicho, su vida, tendríamos que lanzar nuestra mirada hacia su madre, quien atiende el kiosco junto a él. La mamá de Carlitos suele recordarme que detrás de la cama de su hijo (quien pudiera...) hay una gran mancha (con lo que me gustan las manchas...) de humedad, la cual proviene de los baños (yo no fui!) de mi trabajo. ¿Y yo que tengo que ver con eso? (nada, obvio!) Porque coincidamos en que mi empresa no es (las ganas...), albañil no soy (la que faltaba...) así que pocas opciones quedan, aunque supongo que esta mujer tendrá una lógica similar a la de mi abuela (juro que la adoro!), lo que me llevaría a saber o explicarme el por qué de no comprenderla. La mejor opción de todas es, como dice Josita, que “María ya está gaga!” (me lo podría dar al Carlitos e).
Igualmente Carlitos es precioso, y eso que a mi los rubitos no me inspiran, pero tiene 19 añitos y ya me siento decadente (también patética, vieja y demases) mirando al niñito precoz.

Aurelio vende diarios y revistas de las que quieras, y tiene los mejores precios!, o al menos eso te hace creer (dejo me mientan bastante seguido...hombres!). Su mujer murió hace un año y él se siente “preparado para un amor primaveral, adolescente y maduro”... Gladis pasa, cada día, echándole guiños y él se “hace todos los ratones juntos, aunque no podría lidiar con su marido fortachón ni su hijo adolescente y violento”.
Esta cuadra tiene un privilegio y ese es Mariano, “la calle más limpia y ordenada del barrio”, dice. El tiene una nena de 7 años, Juanis, quien, a veces, lo acompaña durante las dos horas congelantes que lleva pasar el poderoso escobillón de calle. Marian sí está casado pero nunca duda en piropear a todas las mujeres de la cuadra, “a veces engancho una y me la llevo a lo de Ester, acá a la vueltita, ¿viste?” (mmm, yo ni idea, no ando en esas...).


Pero mi problema es con Gerardo, que viene algunas tardes a mi lugar de trabajo y tiene por merito lograr que no me mueva de mi escritorio (bueno el msn también pero esa es otra historia), es que me da miedo! Gerardo es de esos tipos que rara vez veras acompañado, un ermitaño que no tiene tema alguno de conversación, te mira raro y cuando le servís un café dice cosas como “vine a buscarlo ¿estuve desubicado?” entonces logra que unos y otros nos busquemos la mirada, horrorizados e indiscretos.

Por mi parte, el chico de la librería me tiene cautivada!, es morochón, bien argento, con una voz masculina a mas no poder, cuerpo perfecto y debe estar cerca de los 28 años como mucho. Claro que no se nada de él aunque ya he metido la pata (bah...no soy tan buena mujer en realidad ni tengo esos pensamientos que cualquier otra fémina tendría pero bue), me agarro comiendo un chocolate mientras cruzaba, con los cabellos al viento, la calle desde el Chino hasta el trabajo. “Epa! Esas cosas engordan”, comprendiendo que esa frase es bastante (como decirlo...) tontina sigo amándolo, perdidamente, irremediablemente y (tonta tonta tonta) secretamente!

Supongo que todos encontraran, tarde o temprano, quizás esta misma primavera, a su amor pero si te acercas a esta cuadra tal vez todo pueda apresurarse.

p.d: ¿la Gor sutil? juaaaaaa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué lindo, gor! Soy tu más fiel lectora y aduladora... Aunque no te lo merezcas
besos!!!!!!