CAMINANDO POR ROSARIO
Como hace más de 10 años. Llega el día, se abren los negocios y la compra no se deja esperar. Hoy deseaba un regalo que llegó, no sin antes insistir mucho en él.
Como hace más de 10 años, cuando dejé mis zapatillas. Era un chiste. Mamá lo descubrió. Ellas no estaban solas. Habían buscado a Circo Beat y volvieron con mostrando otros horizontes.
Sigo esperando lo mismo. Aquel regalo bien dado. Aquella sorpresa inesperada, alegre. Ese día en el que descubrí lo que me gustaba. Da risa. Nada vuelve exactamente igual. Anteriormente, cuando hablaba de los cambios, también indicaba un poquito esto.
A veces uno se pone sensible, recuerda. Hoy me vuelven a la memoria los magníficos momentos que pasamos juntos. Como si fuera un segundo papá. O el día en que decidió presentarme a ese maravilloso creador con el que tanto peleó. Ese viaje en el que descubría todo lo que ellos interpretaban. Los museos, el arte, las ciudades. “La maja desnuda”. Nadie podía comprenderlo. Todos gritaron. Quería sacarlo. No importa. Sigue estando tal y como en aquellos días. Más allá de los 10 años. Más allá de los crecimientos que llevan a diferentes lugares. Por más que deba escuchar rechazos constantes, causan risa, no importa.
Es tan malo como todo lo que vino después. Tan poco creativo como los últimos. Pero están todos, los de siempre. Esos musiquitos a los que también se recuerdan con cariño. Con ellos, escucho y río. Todo tiene un límite. Hace años que llegamos al de él.
Como hace más de 10 años, cuando dejé mis zapatillas. Era un chiste. Mamá lo descubrió. Ellas no estaban solas. Habían buscado a Circo Beat y volvieron con mostrando otros horizontes.
Sigo esperando lo mismo. Aquel regalo bien dado. Aquella sorpresa inesperada, alegre. Ese día en el que descubrí lo que me gustaba. Da risa. Nada vuelve exactamente igual. Anteriormente, cuando hablaba de los cambios, también indicaba un poquito esto.
A veces uno se pone sensible, recuerda. Hoy me vuelven a la memoria los magníficos momentos que pasamos juntos. Como si fuera un segundo papá. O el día en que decidió presentarme a ese maravilloso creador con el que tanto peleó. Ese viaje en el que descubría todo lo que ellos interpretaban. Los museos, el arte, las ciudades. “La maja desnuda”. Nadie podía comprenderlo. Todos gritaron. Quería sacarlo. No importa. Sigue estando tal y como en aquellos días. Más allá de los 10 años. Más allá de los crecimientos que llevan a diferentes lugares. Por más que deba escuchar rechazos constantes, causan risa, no importa.
Es tan malo como todo lo que vino después. Tan poco creativo como los últimos. Pero están todos, los de siempre. Esos musiquitos a los que también se recuerdan con cariño. Con ellos, escucho y río. Todo tiene un límite. Hace años que llegamos al de él.
6 comentarios:
hola, vi que dijiste que no era tu estilo callejeros y de curiso entre a ver que musica escuchabas, parece que fito paez jaja.
te mando un saludo
Lo importante es lo que te dejo en esos diez años, no?
La creatividad es muy dificil de mantener chi, Elvis hay uno solo por siglo :D
Rosito: Todos tenemos un defecto...
Saludos!
Anonimito: "Elvis está vivo, me lo dijo un amigo". Besiños
Te encontré en blogalaxia, entre los blogs de filosofía. Qué coraje tuviste para elegir esa categoría, ni siquiera sabés redactar.
Nat: muchas gracias por tu visita. Es sabido que a todos no podemos agradar.
Saludos!
nat: tu blog debe ser peor porque ni siquiera te atreviste a dejar el link... Ja!
Veo que sigue habiendo gente muy al pedo en Internet.
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