Remando al viento
Acabo de llegar a Puerto Madryn. Obviamente no es época de ballenas y el viento despeina hasta a los pelados. Prefiero no quedarme mucho por aquí, a medida que uno va bajando (Sur) todo se va poniendo más caro y las comodidades, irónicamente, van siendo menores.
La camioneta está decidida a traer algunos problemas. Luego de Carhué pinché una goma y hasta que encontré gomerías abiertas debí de ser asistida por tres hombres a lo largo de la carretera.
La gente de campo es rara, amable aunque poco habladora y algo discriminadora con la gente de ciudad. Y es que cuando logramos salir de la “gran city porteña” comenzamos a identificar las diferentes costumbres, formas de vida, etc.
Las gomerías y talleres mecánicos son un capítulo aparte. Estaba acostumbrada a Omar, “mi hombre de Palermo”, pero el camino demostró que ciertos personajes pueden caer simpáticos hasta con tu peor humor. Chalo, Carlos y Juco han sido tan amables y colaboradores que jamás tendré como agradecerles. No tuve que pagar ningún arreglo ya que ellos me creyeron “una joven sensible” y solo decidimos, en dos de los casos, contribuirnos con compañía, buenos mates y largas charlas con manos engrasadas.
Por suerte solo me faltan 200 km. para encontrarme con Fran. Supuestamente este viaje nos ayudará a pensar, juntos, qué será de nuestra vida juntos…
La camioneta está decidida a traer algunos problemas. Luego de Carhué pinché una goma y hasta que encontré gomerías abiertas debí de ser asistida por tres hombres a lo largo de la carretera.
La gente de campo es rara, amable aunque poco habladora y algo discriminadora con la gente de ciudad. Y es que cuando logramos salir de la “gran city porteña” comenzamos a identificar las diferentes costumbres, formas de vida, etc.
Las gomerías y talleres mecánicos son un capítulo aparte. Estaba acostumbrada a Omar, “mi hombre de Palermo”, pero el camino demostró que ciertos personajes pueden caer simpáticos hasta con tu peor humor. Chalo, Carlos y Juco han sido tan amables y colaboradores que jamás tendré como agradecerles. No tuve que pagar ningún arreglo ya que ellos me creyeron “una joven sensible” y solo decidimos, en dos de los casos, contribuirnos con compañía, buenos mates y largas charlas con manos engrasadas.
Por suerte solo me faltan 200 km. para encontrarme con Fran. Supuestamente este viaje nos ayudará a pensar, juntos, qué será de nuestra vida juntos…
3 comentarios:
Ah, de esa mano venía el viaje... cuánto más interesante. Preguntaría dónde termina, pero mejor enterarme por ésta vía.
Lo de la discriminación en el Sur es relativa... Lo único a que me recuerda es a un grupo de amigos donde uno es de El Bolsón, y el mutuo intercambio de "porteños garca"'s y "pueblerino puto"'s XD.
Solo una forma de decir...las diferencias y nada más.
Soy del "interior" así que jamás me "autodiscriminaria". Besos
Disfrutá mucho del aire puro y el viento y el calor y todo...
Besos a Fran y miles para vos, write to me, I need to know!
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