MUJER (Continuación 1)

La cena fue igual a cualquier otra con amigos. Justo la pareja invitada poseía problemas para tener hijos por tanto tenían una charla obligada.
Todo marchaba bien para María, su última visita al médico demostraba que solo sacaba dieses en su vida, todo de maravilla. Si nos detenemos a pensar María quería lo que el 19% de las parejas en Capital Federal* odiaría, una familia. Ella sabía que ese sur lejano aunque repleto de oportunidades le brindaría una situación económica óptima para su más ferviente deseo: una nena y un nene, rosa y celeste, cuartos contrapuestos, infancias llenas de juegos y aventuras… Gastos que aumentarían un 27% por cada niño que engendrase en el fin del mundo.
Por donde uno lo mire los deseos son inexplicables, algo así como llamados repentinos y absolutos que sentimos. Tenemos la necesidad de cumplirlos.
Pronto llegó la segunda visita al doctor, María sentía molestias estomacales que le atribuía a un pescado comprado en el único mercadito del lugar. Igualmente debía consultarlo. Evidentemente comenzaba a tener miedo. Pablo, su médico, la revisó cuidadosamente he hizo todos los exámenes que en esa época y hospital lejano podían realizarse. Tuvo que dar una mala noticia a esa madre primeriza, ilusionada, que lo miraba con ojitos brillosos y sonriente. María, le dijo, vamos a tener que hacer un mes de reposo porque esto está mal. Quizás estando en cama y con esta medicación -entregándole una cajita que contenía 30 pastillas de color celeste- podamos cuidar al bebe. La tristeza de María y su marido no tardaron en hacerse notar. Cabía la posibilidad de perderlo. Podían no sacarse el bendito diez. Se acostaron a rezar. No hubo llamados ni cenas ni festejos. Ellos dos en la inmensidad de la llanura rojiza.

*Según la encuesta 2004 de la Dirección de Estadísticas y Censos
**Según Mariana Rossi, de LatinPanel Argentina.

(Continuará…)